miércoles, 3 de febrero de 2010

Pasan y pasan

Se asolea, se nubla, llueve, se va la luz, se apaga el celular misteriosamente, camino y camino y mientras espero, cualquier cosa, pero espero. Sentada, acostada, bailando, leyendo, contando cuentos a los niños. Pasan los días y nada, pero yo sigo esperando porque todo lo que soy está ahí, esperando a que se decidan un par de manos, muchos cabellos rizados, una voz de letras. Paciencia tengo, mucha, como nunca tengo mis brazos llenos de paciencia, por supuesto, ansiosos para abrazar y sentirme bien. Hacer sentir bien. Animada estoy. No recuerdo cómo se escucha esa voz, ni cómo sonríe, ni nada. Me he remitido a casi nada. No me pregunto si esta espera me servirá de algo, porque de inmediato digo que sí. Cualquier cosa me haría sonreir (cualquier cosita de por sí lo hace). Me convenzo de que sí, de que ese elegido es correcto, por eso mismo espero y escribo y envío muchas canciones que pongan de buen humor. Comparto mi buen humor. Me comparto. Me pone carcajeante escribir y que me lea y que no me diga nada. Qué chistoso es ser leída por un mudo, no sólo de voz, sino también de letras. ¿Dónde andará? Lo puedo imaginar en cualquier lado, haciendo absolutamente cualquier cosa. No sé casi nada y es suficiente, porque no tengo ganas de completarlo sola, de imaginar e idealizar (tal vez sólo un poco), mejor espero a ver si sí. Mientras, que sigan los días como van, porque sin querer e inexplicablemente, está.

(Hoy, fue mi día de cantinflear, jajajajaja).