martes, 26 de abril de 2011

Teotihuacán, lugar donde se hacen los dioses

La ciudad sin sombra, la energética, la escalonada, la ruinosa, la sagrada, la de tierra suelta cual campo de futbol llanero, la del calor seco, la que vende la historia en precios altos, la que atrae por igual a los turistas que rayan las paredes, a los que se interesan en tener memoria histórica, a los que explican la historia ajena, a los que se cargan de energía, a los que ponen atención, a los que en cuadernos copian enteritas las placas informativas, a los que aguardan abajo a sus acompañantes, a los adoloridos, a los que suben para tener la mejor toma, a los que desde arriba miran como hormigas las filas de espera. Ciudad de la vendimia ambulante: la que ofrece de contrabando botellas de agua helada como si vendiera droga; la que habla un inglés muy mexicano para ofrecer puñales de obsidiana con diseño único; la que extiende colchas, pule piedras, esculpe calendarios aztecas. 
       Dicen los estudiosos y ordenados cuidadores de la Pirámide del Sol (quienes incluso han calculado el tiempo en que tardan aquellos que padecen vértigo y dudan si dar o no un paso más en la escalinata) que quien desee recargar su energía el 21 de marzo tardará un aproximado de cuatro horas una vez que se haya formado para subir; no más, no menos. Eso sí, prohibidas las carreolas y las sombrillas abiertas para protegerse del sol. No importa, la fila es amigable, repleta de multiculturalidad y compuesta por jóvenes extranjeras vestidas con diminutos shorts, jóvenes autóctonos empujándose un poco; jóvenes familias; jóvenes excursionistas; niños alborotados; bebés insolados; abuelas fatigadas, y demás visitantes ávidos de energía positivamente prehispánica. Quizá, si se tiene mucha suerte, encuentren algún portugués perdido entre la gente, que haya comprado un salterio antes de subir y amenice un poco al tocar "La cucaracha", mientras algún otro le echa porras y le grita con entusiasmo: ¡Pita! ¡Pita!


sábado, 16 de abril de 2011

Bla bla bla


Aborrezco a:
Los que se estacionan en doble fila; los que no usan ni direccionales ni intermitentes; los que "avientan" el coche; los que creen que su prisa es más importante que la de otros; los que no se deciden por un carril; los que aceleran cuando les anuncias que darás vuelta o cambiarás de carril; los que se pasan el alto; los que ponen las luces altas para que te quites de su camino; los que pitan porque ya se puso el siga; los que no respetan el "uno-uno"; los que leen o se maquillan o mensajean mientras manejan; los idiotas que tiran basura por la ventanilla; los que van pegaditos para que avances más rápido; los que se bajan del coche para pelear; los que gritan "¡estorbo!"; los que pitan para que te pases el alto; los que van buscando un lugar específico y ocupan toda la calle; los que se detienen a platicar aunque detengan el tráfico; los que rebasan por la derecha; los que no agradecen que les diste el paso; los que pagan a los "viene viene" para que les aparten un lugar; los que manejan lento en el carril de alta... obvio, me aborrezco en algunas cuantas ocasiones.