lunes, 31 de mayo de 2010

Cracovia

No recuerdo haberlo visto tomar el cuchillo, cuando me di cuenta, lo traía en la mano derecha. Todavía tuvo la decencia de orillarse para no provocar más tráfico, pero Cracovia es muy estrecha, de cualquier forma había dificultad para el resto de la fila. Todo sucedió tan rápido: Quejas, trajeados y peinados altos cacareando no sé cuánta cosa, insultos y un golpe... o por lo menos, intento de golpe. Se bajó y no sabía nada. De repente, dos mujeres se asomaron por la ventanilla del conductor a suplicarme que lo detuviera, que estaba mal, mientras yo argumentaba casi gritando, que ellos eran los equivocados, por su inconciencia, su desfachatez para obstruir el paso en una calle tan pequeña. Una de ellas dijo: ¡Trae-un-cuchillo! Lo miré cerca del portón, discutiendo. Ni siquiera recuerdo con exactitud. Bajé del auto, llevaba una falda negra, larga y una blusa azul, sin mangas. No sé cómo regresamos a los asientos del coche, intento y sólo veo una escena muda con el corazón palpitante, con la sensación de "qué estamos haciendo", con el temor de que algo terrible  podría sucederle y yo no sabría qué hacer. Creo que hasta ya habían llamado una patrulla. Después de eso, sólo recuerdo estar en la glorieta de Mixcoac, charlando... arrepentidos.

martes, 18 de mayo de 2010

Mayo

Dormir, trabajar, medio comer... nausear todo el méndigo día (sí, inventé una palabra chafísima, qué más da), dormir, preparar la cena de Coco, dormir, trabajar, medio comer... nausear todo el méndigo día, dormir, preparar la cena de Coco, dormir, trabajar, medio comer... nausear todo el méndigo día, dormir, preparar la cena de Coco, dormir, trabajar, medio comer, nausear todo el méndigo día, dormir, preparar la cena de Coco... revisar y revisar y revisar el facebook en busca del mundo allá afuera, que al final resulta más metido que nada por pertenecer a una pantallita...

Postear en nauseabunda depresión con afán de desahogo... clamando que mis deudores decidan pagarme por fin los pocos pesos... deseando con todas mis fuerzas no tener más náuseas ni mareos ni lágrimitas atoradas ni culpitas bobas ni posts negros y exhibicionistas... añorando la eterna sonrisa, la broma, el albur, la carcajada, la buena vibra (pero si esa soy yo, me desconozco, ni los chocolates me hacen la balona).

Neto, es cansado tener años de experiencia en depresión...