jueves, 10 de mayo de 2012

El amor no es eterno, nos mintieron


Hay dos cosas que el hombre no puede ocultar:
que está borracho y que está enamorado.
- Antífanes


14.02.10

"El beso" de Constantin Brancusi, 1907.
Flores, globos de corazón, serenata, ojos de borrego, medias horas de espera en el lobby del motel, bares, cenas románticas, love stores a reventar: Es 14 de febrero, cuando el amor es rojo, kitsch, chillante; hipérbole del corazón: pétalos de rosa, copas de vino, media luz y chocolate. Así  nos lo pintaron. Arréglate, perfúmate, sonríe como idiota, ponte nervioso, susurra miel, finge: es el amor de tu vida. Regocíjate con este amor eterno, cuando menos hoy, porque el gusto dura poco (poquitito). Disfrázate de cursilería, de rojo, de versos pegajosos, de clichés y gózalo, porque la pila de ese amor dura 18 o 30 meses (¡!), por mucho. No es eterno, tiene caducidad.
Disculpa si te lo digo. ¿Recuerdas aquél roce que te hizo vibrar? No era más que la feniletilamina (¡ja!): invadió tu cerebro; te enfermó. Sí, estás enamorado, es “imbecilidad transitoria”, como diría Ortega y Gasset. Te sentías vigoroso, pudiente, excitado, triunfador. Lástima, es efímero. Tu cuerpo es sabio, pronto creará defensas contra el “mal de amor” y sí, jamás volverás a sentirlo con tanta intensidad. Pensaste que valía la pena, pero sólo fue el efecto de la norepinefrina, de la endorfina y a la vez, de tus bajos niveles de serotonina. Querías construir una historia inédita, segura y duradera, más allá de aquel placer momentáneo; también es pasajero, producto de la oxitocina y vasopresina que te invaden. Y lo peor: El amor es adictivo. Sentirás obsesión, frustración al no aprehenderla, celos, insatisfacción, desesperación, tal vez hasta odio.  Olvídalo, el amor no es eterno. Nos mintieron. Pero claro, si es tu gusto, pasa por ella a las 7, llévala a cenar al Le Cirque, invítala a hacer fila en un motel y lleva preparados muchos chocolates que también tienen todas las –inas anteriores y más: serán la medicina ideal para cuando ya no estén juntos.  Tal vez llegue el momento en que ambos prefieran disfrutar del chocolate amargo en lugar de acompañarse a vivir una historia de amor.