jueves, 28 de enero de 2010

Diario perdido

No sé cómo le hacen para no involucrar sentimientos. Nunca he podido. Es mentira si digo que una vez lo hice.  Claramente dije: Siempre presto fácil. Y lo presto todo. Siempre me entrego toda aunque no conozca ni la más mínima pizca de lo que en realidad seas. Tan me entrego que sería capaz de hacer tanto como lo hago para los que me aman, para los que me significan correspondidamente.  Siendo sincera, la mayoría de las veces que lo hago bajo circunstancias adversas, el resultado es igualmente adverso, o adversamente decepcionante.  Me obsesiono. Antes pensaba que mi obsesión giraba en torno a las cualidades no resueltas, mejor dicho, no descubiertas de ese otro a quien había mirado y deseado. Es decir, me quedaba con la idea de que algo pendiente, algo inconcluso quedaría por simple miedo… Después, pensé que tal vez los errores estarían en mi proceder, en mi aspecto, en mis palabras, en mi ideología… en lo que fuera, pero seguro mío, y que justo ese algo desconocido alejaba con temor asfixiante a los que antes pretendieron y con éxito.  Algunas otras veces pensé que el otro había jugado limpio, que quien no entendía la situación, a pesar de su transparencia, era yo: una relación de nada más… y más claro, todo escudado en una sincera amistad, de esas que se dan de corazón; una amistad que no permite nunca invitaciones, que no incluye el compartir pedazos de vida si no es detrás de una computadora o un auricular, o una salida ocasional, escondida, breve, tímida, aburrida, sosa; una amistad separada de las vidas reales. Una amistad que permite declaraciones como: “No es que no quiera, es que tengo cosas que hacer, ya sabes, la familia, la novia, los amigos…” Perdón, pero no entiendo esas amistades.   En este mismo instante, se me ocurre que tal vez la jodida situación se parece tanto a un gargajo (mal-parafraseando a Hugo Hiriart): Una relación, no ni a eso llega; un encuentro insignificante, olvidable, nimio, reducido al morbo, a la vulgaridad: un encuentro mediocre. ¿Y a todo esto, cuál es el parecido con el mentado gargajo? Pues bien, así como esa materia gelatinosa que no es ni sólida ni líquida sino todo lo contrario (vaya, yo con mis malos chistes en medio de mi seriedad), que está pegado en la pared y está en la imposibilidad de subir y en la indecisión de bajar, así mismo son esos encuentros porque nunca se llega a nada. No satisfacen porque pendejamente se cree que no pasó a mayores y que la vida sólo es una y que esos momentos no hay que desperdiciarlos… pues yo, señores, desperdicié preciadas horas de mi vida en desconocer a algunos a quienes yo, porque justo ahora se me está ocurriendo, no les importo en lo absoluto, o les importo para fines que recuso. Y al mismo tiempo, tal vez, (ahora pienso soberbiamente) lo significo todo.  Las más de las veces, he pensado que mi problema es ver una gran complicación en donde no la hay; llego a esta conclusión después de un silencio, porque presiento que la contraparte se encuentra, tal vez, cómodamente sentado frente algo que desconozco y que antes me interesaba y ahora ya no; y esa misma contraparte, recuerda indiferente o con cariño o con remordimiento o con desprecio o con quién sabe, algo de mí, pero seguro nada trascendente; o quizá piense que ya no tiene caso recordarlo, que hubiera sido mejor si…  pero termino descartando esta posibilidad porque a final de cuentas no consigo despegarme el tema de mi cabeza, y obvio, de tanto pensarlo, se convierte en un estorbo y es bien sabido que los estorbos son graves problemas… Podría decir más, porque seguro que durante el día recuerdo minuciosamente un encuentro, pero con desencanto, con ganas de haber sabido que ese otro con quien un día o dos o más ni siquiera iba a decirme que ya no más… La verdad es que prefiero callar ahora, antes de pensar que esto se irá a la papelera, justo como todo lo que entre tú y yo pudo haber sucedido y me refiero más a una gran amistad que otra cosa, porque si de algo estoy segura es que soy la mujer más amiga de todas las que nunca antes hayas conocido y que ni siquiera te molestaste en descubrir. (Y me enorgullezco de decirlo con soberbia)… La verdad, la verdad, es que lo que dije líneas arriba también pude no decirlo, porque es pura pendejada, pero que no me quería quedar sin manifestarlo, por lo menos, para compartir mi sentimiento de mediocridad con el desconocido con quien  comencé a sentirme así.

8 comentarios:

Almohada Carnívora dijo...

Turbios pero justificados (así los supongo porque nunca dejas títere con cabeza, cuantimás si los títeres son desos harto coloridos pero llenecito de aigre) pensamientos atraviesan por su cabeza y circúndanle el cuore, mi estimá...en todo caso, cuando la suerte maltrata enviándonos semejantes personajes, recuerde que tenemos los trenes, la risa, los bares... y ya sabe, si quiere echar unos reparadores alcoholes, habemos los dispuestos a escuchar... cuídese y cúrese escuchando el Baaaaar Almohada!

Anónimo dijo...

Si tu no te entiendes ¿como pretendes que ellos te entiendan?

Jota Ge dijo...

Seguro Almohada, siempre nos queda eso, cómo no!! Sobre los reparadores alcoholes por supuesto q con hartísimo gusto, pero más para reir cantidá como es nuestra buena costumbre. Y sí, Bar Almohada aplica cada jueves para curar absolutamente lo que sea, ya sabe q soy la fan número uno.

El Gran Hutch dijo...

Creo que ahora quedan muchas cosas en claro sobre lo que charlamos acerca de mí y debo decir algo que se me quedó grabado (aunque incapaz de ponerlo en práctica): el hombre sufre más por sus indecisiones que por sus acciones.
Los miedos asustan pero no matan, los fantasmas existen pero no tocan...hay que dejar atrás los miedos...al fin, siempre hay camino hacia adelante......

Jota Ge dijo...

Ahora sí estamos de acuerdo. Le toca hacerla de espía en mi caso y hacérselo saber a él... trato hecho?

Allyn dijo...

Muchas metáforas para mi gusto incluso hasta en los rayones anteriores. Aunque estoy de acuerdo con Hutch en que sufrimos más por las indecisiones que por los hechos.

Amiga no sufras por las cosas que están en el tintero. Arriésgate y dale la vuelta a los indecisos.

Profe GomezLoza dijo...

Señorita Julieta: Jajajajajaja, me gusta mucho su humor negro, sobre todo con aquello de la melancolía de no saber pa dónde o pa quién. No haga caso a consejos o reflexiones de personajes populares llenecitos de aire, como dice el buen Almohada. No olvide que para todo hay niveles. Beso, no olvide lo obvio.

Jota Ge dijo...

Profe, ud mejor q nadie sabe q mi humor negro es producto de arduos años de carcajear a su lado. Tampoco olvide lo q ya sabe.