miércoles, 8 de septiembre de 2010

Aquí van las palabras "apologize" y "end"

Sí, un día declaré que me gustaba más ser la mala del cuento y ahora no sé si reír o llorar porque ya lo soy. Fue como cuando dije, ingenuamente preparatoriana, que daría diez  años de mi vida si no llegaba el maestro irlandés de literatura que nunca faltaba, y no llegó. Quizá Teté tenía razón cuando con tono de "cómo se hacen los bebés", me advirtió que cuidara mis deseos si no quería hacer postulaciones incorrectas. Pues bien, postulé que quería ser la villana y lo logré:
     No es lindo ser exhibida como la compañera disparadora y creadora de finales espeluznantes; tampoco lo es leer la palabra "desleal" en mis mensajes instantáneos; ni escuchar de voz ajena que ya no hay amistad por querer hacer lo correcto cuando se está enmedio y no enfrentar a nadie; pero mucho menos, aquello de traer, a cada rato, esos asuntos  a mi memoria. A final de cuentas, me la he creído: Disparé a mi compañero y causé un final espeluznante.
     Es verdad (aunque la verdad sea tan subjetiva, sobre todo en casos como éste): Nunca supe acertar en mis modos ni fui lo suficientemente sensata para hablar claro sin tanta dureza;  me arrepiento de muchas palabras y otras tantas acciones, aunque ese arrepentimiento de nada sirva. Y repito: No es que dude de mi elección, sólo que a últimas fechas siento la necesidad de pedir perdón por todo lo que dije con la intención rencorosa de lastimar, para ya no traer cargando al muerto (como aquella película japonesa). Más me hubiera valido cerrar la puerta y no dar explicación. Pero tampoco puedo hacer nada al respecto y me conformo con las líneas de este blog que está próximo a cerrar... Por mientras, yo también te deseo un hermoso y despreocupado viaje. Más suerte.

No hay comentarios.: